El primer paso para trascender el egocentrismo consiste en aprender a subordinar el placer y la comodidad personales en beneficio de nuestra familia. Profundizando en esta dirección, llegaremos a percibir la indivisibilidad del bienestar de la humanidad y a comprometernos con la felicidad de toda la familia humana. Los distintos grupos humanos dependen mutuamente unos de otros, todos somos miembros inseparables del entorno cósmico en que vivimos, todos participamos de la misma totalidad cósmica indivisible. Esta es la verdad que puede conducirnos finalmente a la integración cósmica.
La integración existencial
Para alcanzar la plenitud total no basta con lograr la integración psicológica y la integración cósmica, sino que también es necesario llegar a descubrir el espíritu de lo eterno del cual derivan tanto el psiquismo
como el cosmos.
Por más que intentemos convencernos racionalmente de la necesidad de alcanzar la armonía psiológica, la contradicción entre las diferentes facetas de nuestra personalidad – pasión y razón, instinto e intelecto, emoción y entendimiento, por ejemplo – parece irreconciliable. La razón puede proporcionarnos cierto grado de equilibrio, pero la resolución definitiva de nuestros conflictos mentales es imposible de alcanzar en el plano psicológico. El secreto de la armonía psicológica completa descansa en la actualización de la dimensión atemporal de la existencia. La integración total del psiquismo sólo es posible a la luz de la experiencia existencial, es decir, la percepción directa e inmediata del sustrato atemporal. Para el logro de la integración psicológica global necesitamos conectar existencialmente con el trasfondo atemporal del Ser.
Lo mismo podríamos decir con respecto a la integración cósmica. Por más que intentemos convencernos racionalmente de la necesidad de alcanzar la armonía cósmica y social, la razón parece ser incapaz de resolver las irreconciliables discrepancias existentes entre el yo y la sociedad, entre el psiquismo y el cosmos. Lo máximo que podemos esperar es cierto grado de compromiso entre el crecimiento personal y el bienestar colectivo. El secreto de la armonía cósmica completa reside en la actualización del fundamento atemporal del proceso cósmico, la presencia dinámica de lo eterno en la evolución y en la historia. La unidad fundamental entre el psiquismo y el cosmos se oculta en la profundidad atemporal del Ser. Sólo la profundización existencial en el abismo del Ser puede revelarnos el principio de la armonía social, sólo podemos alcanzar la integración total entre el psiquismo y el cosmos a la luz de la realización supracósmica.