IMG_9614Algunos de nuestros lectores tratan de clasificarnos dentro de una escuela definida, como seguidores de un maestro o de una tendencia espiritual determinada.   Sin embargo, no constituimos una secta o grupo que busque reclutar discípulos. “La verdad es una tierra sin senderos”, como declaró Krishnamurti. Es sobre esa tierra que procuramos caminar con todos aquellos que, como nosotros, anhelan crecer y evolucionar.

Es obvio que toda sociedad está formada por individuos. No es un ente abstracto en sí misma. Es, por lo tanto, imposible que podamos “transformar” una sociedad que nos desagrada si no empezamos por transformarnos a nosotros mismos. Todo cambio positivo en ella se efectuará en la medida que cada hombre procure ascender en su nivel de ser individual. Cuando cada uno de nosotros logre conocerse a sí mismo y, además, conocer las limitaciones y las divisiones que originan ciertas teorías, dogmas e ideologías, habrá dado los primeros pasos para encontrar la verdadera realidad, aquella en la que no hay confrontaciones ni distanciamientos.

Esta verdadera realidad sólo puede hallarse en la libertad, ya que es en ella donde habita la verdad. Ni un sistema político, ni social, ni cultural, ni nuestras creencias religiosas, nos pueden proporcionar la libertad. A pesar de los esfuerzos que se observan en todos esos ámbitos, persisten los problemas a nivel mundial porque ellos tienen sus raíces en la naturaleza humana. El parapetarse en las propias “convicciones” produce seguridad. Cualquier cambio en la manera de pensar causa temor. Y es por ello que los conflictos siguen vigentes.

Cuando hablamos de “libertad”, estamos hablando de libertad de pensamiento: ello es buscar el conocimiento para tener una mente más abierta y menos mecánica; desprendernos de nuestras emociones negativas que ahogan nuestra vida afectiva e impiden la entrada del Amor; desprendernos de la falsa seguridad que nos proporcionan los condicionamientos; del temor que nos produce el no pertenecer a algún Movimiento etiquetado o a conocer otras formas de pensamiento. Atrevernos a dejar de ser repetitivos y aventurarnos a descubrir la vida por nosotros mismos a través de nuestras vivencias. “Tomar la realidad con las manos desnudas, sin guantes” como decía D. T. Susuki. Vivenciar la vida como se disfruta el perfume de una flor, sin que nos importe conocer su nombre botánico.