Krishna: Los dos, tú y yo hemos
pasado por múltiples nacimientos,
Oh, Arjuna, los míos me son todos conocidos,
pero tú no conoces los tuyos.

Bhagavad Gita (1 VI 5)

 

 

 

Nosotros queremos pruebas, aquí y ahora. Es necesario perdonarnos si durante tan largo tiempo, hemos creído, apoyados en las palabras de otros. Hemos sido nutridos por revelaciones divinas, dogmas estampados en bronce, arabescos metafísicos. La autoridad de los Grandes, los Ancianos, nos han servido de demostración. Pero ahora el alba se ha levantado sobre un pensamiento nuevo que se quiere libre, apoyado sobre observaciones que cada uno pueda hacer, sea él ilustre o indigno. La Escritura intangible se ha revelado como un simbolismo, rico en significados inauditos desvaneciendo todo sectarismo. Caídos de nuestro pedestal de hijos preferidos del Dios de nuestros padres, hemos encontrado extrañas resonancias en las voces tanto tiempo ignoradas del Oriente. Insidiosamente, como la marea que avanza, se van filtrando ideas nuevas en nuestra mente. Hoy día ellas están ahí: reencarnación, karma, la evolución infinita de la Consciencia, de experiencia en experiencia, vida tras vida, hacia un lejano destino divino. Es como un desafío por aceptar o una esperanza?.

Aprendemos ahora que estas ideas son viejas como el mundo, y que se nos había tenido apartados de ellas. En occidente la puerta fue cerrada – o mejor dicho, clausurada – en el siglo VI en Constantinopla: Quienquiera que afirme la fabulosa pre-existencia de las almas, la monstruosa restauración (apocatastasis) que él asegura que sea anatema!

Han aparecido publicadas, en especial en Estados Unidos, antologías muy completas sobre la reencarnación a través del tiempo en las diferentes culturas. Al leerlas, uno se pregunta quién – fuera de
la ortodoxia de las iglesias de occidente – no ha pensado seriamente o creído resueltamente en la reencarnación?. Sin duda es tranquilizador saber que muchos de nuestros mayores, gente ilustre y respetada, han participado del mismo interés por esta idea. La lista es demasiado larga para detallar sus nombres. Pero después de todo, hombres igualmente ilustres no han creído en ella. Y el santo Tomás apóstol que duerme en cada uno de nosotros se despierta de súbito en nuestros días: la autoridad del pasado, la opinión de los otros, ya no puede contentarnos. Queremos pruebas, aquí y ahora, pues la reencarnación nos crea un problema.