En mi carrera de pedagoga, he trabajado numeros años con niños inadaptados y he consagrado gran parte de mi tiempo a la formación de educadores especializados. Una fomación clásica fundamentada en el amor a la música, me lleva a interesarme en actividades donde el diálogo no esté sometido a la semántica o al juego de los significados sino vivido en su imagen sonora. En la línea de la pedagogía musical fundada por Carl Orff, van las reflexiones que siguen.
Todos hablan de musicoterapia, pero de qué se habla? Y qué se hace respecto a ello? Plantear estas dos preguntas es ya dejar emerger una vasta imagen borrosa, imprecisiones y confusiones numerosas. Estas pocas líneas no tienen por objeto explicitar de manera muy precisa lo que llamamos musicoterapia, sino ensayar la delimitación del campo profesional en el cual actúan los profesionales dedicados a la infancia inadaptada que utilizan la música para ayudarlos a superar sus dificultades. Estos objetivos son pedagógicos o terapéuticos? No importa, de todas maneras, la música está bien ubicada allí.
No podemos hablar de musicoterapia sin poner antes en evidencia los componentes de esta palabra: músicoterapia. Según la importancia que demos a uno u otro de los términos, y en función de si somos profesionalmente músico o terapeuta, tendremos una definición diferente de la musicoterapia. Todo el dilema está allí y resume las querellas de diferentes escuelas de enseñanza. Cualquiera que ellas sean, hay acuerdo en un punto: la musicoterapia forma parte de las nuevas terapias que florecen actualmente. Sin embargo, si nos remontamos un poco en el tiempo, no podemos menos que quedarnos perplejos y constatar que decididamente no hay nada nuevo bajo el sol.
Desde la antigüedad, la música no ha sido considerada como un arte autónomo, ella impregna toda la actividad humana. Tiene una relación evidente con el cuerpo. Dos aspectos nos parecen particularmente interesantes:
1.- El lado mágico y embrujante: el hombre espera liberarse de una situación desagradable por el encantamiento: fórmulas cantadas de manera monótona. Lo que se canta no es el retrato de la realidad pero se identifica con ella. El signo pasa a ser la cosa misma. La música no sana porque ella invoque a los dioses sino porque ella tiene un efecto propio.