Todo emana de la Mente Universal por una ley kármica inmutable, divina y misteriosa. Karma es una ley doble, el primer aspecto general es esencial y se aplica a toda cosa del universo, es una ley de continuidad de toda entidad particular. Esa entidad particular, debe heredar las características de su propia existencia anterior y añadir el efecto a la causa. El segundo aspecto es inmediato y sólo aplicable a las entidades que hayan adquirido autoconsciencia, empieza con las entidades humanas. Cada individuo es responsable de sus pensamientos y de los hechos derivados de ellos. El universo se vuelve posible a través de procesos kármicos de mutua influencia.

Las imágenes del mundo que hace surgir la Mente Universal son imágenes recordadas, que son modificadas y desarrolladas por sus propias interacciones y por su mutua evolución, es un sistema auto-animado que depende de Ella para su existencia y actividad continua.

El Cosmos tiene intervalos de no existencia, que interrumpen periódicamente su historia, son temporarios, sólo son momentos de latencia porque el universo gira en forma de fases cambiantes. Cuando los karmas acumulados de los individuos y de todos los centros planetarios se agotan, el ciclo de la historia del mundo se cierra. El universo manifestado se retira y la Mente Universal descansa de su trabajo.

Cuando los mismos karmas comienzan nuevamente a germinar y a producirse, un nuevo ciclo se abre y el mundo visible comienza a existir nuevamente, como herencia de la existencia del ciclo previo. Las características de un Cosmos anterior, determina la naturaleza del que sucede. Se parece al ritmo respiratorio de inhalación y exhalación. Cada sistema universal separado, como el que vivimos, es una unidad sin principio ni fin. En este sentido el universo es indestructible.

El universo cumple con una ley kármica estricta que consiste en un real proceso, en un ritmo de desarrollo y declinación, evolución y disolución, en una inevitable secuencia. El karma es una energía que plasma las condiciones de cada centro del ser, desde lo mínimo hasta el universo todo. Tiene sentido, porque hay una continuidad ordenada, entre pasado, presente y futuro de todo lo que constituye la existencia universal. La Naturaleza, por lo tanto, posee una memoria durante sus tiempos de receso. Nada se ha perdido, ni pensamientos, sucesos, figuras u objetos. Esta memoria implica la existencia de algo mental. Es la Mente Universal que es cósmica en su recorrido espacial y permanente en su contención del tiempo. El funcionamiento de toda manifestación kármica puede rastrearse en esa Mente. La permanencia y disolución del karma es una función paralela a la de su concepción. Todo ente debe retornar a su fuente divina o por su propia evolución o al final de un ciclo cósmico.