Viktor Frankl (1905-1997)
Los lectores de mi breve relato autobiográfico (prisión en el campo de concentración de Auschwitz y Türkheim, 1942-1945, nota editorial) me pidieron que hiciera una exposición más directa y completa de mi doctrina terapéutica. En consecuencia, añadí a la edición original un sucinto resumen de lo que es la logoterapia. Pero no ha sido suficiente; me acosan pidiéndome que trate más detenidamente el tema, de modo que he dado una nueva redacción a mi relato, ampliándolo con más detalles.
No ha sido un cometido fácil. Transmitir al lector en un espacio reducido todo el material que en alemán requirió veinte volúmenes es una tarea capaz de desanimar a cualquiera. Recuerdo a un colega norteamericano que un día me preguntó en una clínica de Viena: “Veamos, doctor, ¿usted es psicoanalista?” A lo que yo contesté: “No exactamente psicoanalista. Digamos que soy psicoterapeuta.” Entonces siguió preguntándome: “¿A qué escuela pertenece usted?” “Es mi propia teoría; se llama logoterapia”, le repliqué. “¿Puede definirme en una frase lo que quiere decir logoterapia?” “Si”, le dije, “pero antes que nada, ¿puede usted definir en una sola frase la esencia del psicoanálisis?” He aquí su respuesta: “En el psicoanálisis, el paciente se tiende en un diván y le dice a usted cosas que, a veces, son muy desagradables de decir.” Tras lo cual y de inmediato yo le devolví la siguiente improvisación: “Pues bien, en la logoterapia, el paciente permanece sentado, bien derecho, pero tiene que oír cosas que, a veces, son muy desagradables de escuchar.”
Por supuesto dije esto en tono más bien festivo y sin pretender que fuera una versión resumida de la logoterapia. Sin embargo, tiene mucho de verdad, pues, comparada con el psicoanálisis, la logoterapia es un método menos retrospectivo y menos introspectivo. La logoterapia mira más bien al futuro, es decir, a los cometidos y sentidos que el paciente tiene que realizar en el futuro. A la vez, la logoterapia se desentiende de todas las formulaciones del tipo círculo vicioso y de todos los mecanismos de retroacción que tan importante papel desempeñan en el desarrollo de las neurosis. De esta forma se quiebra el típico ensimismamiento del neurótico, en vez de volver una y otra vez sobre lo mismo, con el consiguiente refuerzo.