Cómo Consultar el Tarot

Cómo Consultar el Tarot

Este artículo quisiera permitirle al lector que experimente el descubrimiento que hará algún día cada humilde servidor del tarot, después de años de relación asidua: el tarot, el universo y el sistema nervioso del hombre tienen lazos constantes, muy estrechos y muy precisos. La manera más simple de expresar esto es decir que el tarot permite descifrar el universo y el sistema nervioso del hombre, y así vivir en armonía con ambos: el interior y el exterior. Probablemente, los tres son manifestación, en planos de realidades diferentes y modalidades diferentes, de la misma verdad Una. Pero quedémonos en la práctica, en lo útil, en el instante: veamos las bases para trabajar con el tarot.

Este trabajo es fisiológico, psicológico y espiritual. Se puede utilizar para el propio crecimiento o para ayudar a otros (diagnóstico y terapia). No es necesario hacer intervenir ni la videncia ni los llamados dotes mediumnísticos. Al contrario, él desarrolla todas las cualidades de exactitud y de comprensión, de ahí la intuición.

Estas bases de trabajo son utilizables para no importa qué camino de conocimiento esotérico o exotérico. Tales distinciones no tienen razón de ser después de haber alcanzado un cierto nivel de realización.

Est rota magister:

Para trabajar con el tarot es preciso encuadrar en oro este antiguo adagio: Es el Tarot quien es el maestro. Hay que tratarlo con deferencia, casi con devoción, pues él es mucho más grande que uno y extremadamente poderoso. (No se bromea con las legiones angélicas). Pero – sin supersticiones – la actitud justa se siente desde adentro: no son más que trozos de cartulina coloreados. Utilizamos los trozos de cartulina hasta haber podido establecer todas las conexiones con nuestro tarot interior. Hay que mantener estos dos polos como generadores de una corriente de energía.

En segundo lugar, hay que encuadrar en oro el lema de la Sociedad Real de Ciencias británica: Nullius in verba (no creer a nadie sólo por la palabra), no hay que desprenderse del espíritu crítico ni un solo instante. Todo debe ser tomado como una hipótesis de trabajo, empezando por este artículo. Sin embargo, considera éste con cuidado, no leerás su contenido en ningún libro, y hay pocas posibilidades de caer por azar en una cadena de transmisión oral del tarot. Es cierto que podrías encontrar todo esto por ti solo, suponiendo que tengas varios siglos por delante para ello… Presta atención a la resonancia interior que te despertará. Los músicos saben que un sonido justo engendra armónicos puros. Ve por ti mismo lo que te enseñará el empezar a trabajar según las bases expuestas aquí.

En tercer lugar, el tarot no es un libro. El está centrado en el tarot, eso es todo. Y está en todo el tarot, los llamados arcanos menores no presentan ninguna inferioridad. Y hacer intervenir la astrología, los sephiroth, los números, etc., equivale a una confesión de impotencia e ignorancia.

Evolución individual, evolución colectiva:
Cada una de las imágenes que componen el tarot es de tal modo arquetípica que corresponde a la vez a una parte de un esquema de evolución colectiva de la humanidad y de la evolución individual, así como a un retrato del universo. Pues el conjunto de los arcanos cubre todas las posibilidades de la experiencia humana, incluyendo las experiencias por venir, así como todas las situaciones psicológicas. Se puede anticipar que el conjunto de situaciones psicológicas humanas abarca todo el camino de la humanidad. Es decir que el hombre revive más o menos completamente, o vive a su manera, la aventura de la totalidad de la raza humana, hasta lo que se podría percibir como el Apocalipsis/Resurrección, o como la fusión galáctica (según Timothy Leary).

Dado que los arcanos constituyen la totalidad de la experiencia humana, cada cual puede ver allí un aspecto, un nivel de la realidad o de la encarnación de esa realidad. Es por eso que Leary, por ejemplo, distingue en ellos la estrategia del A.D.N., llevando la vida desde la Tierra-cuna hasta el espacio; pero eso es el tarot más neurología.

Un visionario que conozco ve en él la historia de las naciones, pero eso es el tarot más filosofía. Otro lo considera la rueda de la vida, pero es el tarot más cábala. Otro lo ve como el proceso del orgasmo, pero
eso son los arcanos mayores más pornografía. Son interpretaciones más o menos chocantes o fantasiosas. Ese no es el verdadero trabajo con el tarot. El verdadero trabajo hace inútiles las técnicas autoritarias o inspiradas, pues el verdadero trabajo alcanza tales niveles de comprensión que toda encarnación en modelos diferentes se muestra posible hasta el infinito, pero no necesaria, y aun, redundante, restrictiva.

Cómo trabajar con el tarot
El tarot se mira, se contempla, se vive, se experimenta. Al comienzo, al nivel del ojo. Percíbelo como es, no como tú crees que es, no como se te dice que es, no como quisieras que fuera. Para esto observa y anota todos los detalles en un cuaderno a medida que los ves. Quince años después descubrirás todavía cosas nuevas. Es preciso integrarlo memorizándolo completamente. No digas jamás: Oh, aquí hay un error de concepto!. Es la excusa de los vanidosos y de los perezosos. Tienes que ver cada cosa en el lugar en que ella está. Si esto contradice tus ideas preconcebidas, cambia tus ideas, pues es el tarot quien tiene la razón.

Físicamente, cada carta muestra la actitud de uno o varios personajes. Tómala, asúmela lo más exactamente posible. Observa lo que te llega como imágenes interiores en ese momento, percibe si se produce una sensación cenestésica o una reacción fisiológica, como un escalofrío o nausea.

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Cuando en la carta esté indicado un movimiento, evalúalo en tus músculos, tu esqueleto. Cópialo, imítalo, siente dónde se encuentran las energías del cuerpo y cómo se desplazan. Ejemplo, los brazos de la Temperancia, la cabeza del Loco, la mano derecha de la Justicia.

Presta un interés especial a la manera en que los personajes son sexuados, es decir, a su polaridad exteriormente manifestada. Astuta, como el Diablo, o aproximativa como los dos individuos que sonríen de manera imbécil – o beata – debajo de él. 0 imprecisa, como la Temperancia, o extraña como la Fuerza.

Siente dónde se sitúa el centro del cuerpo. Siéntate como la Emperatriz o como el Emperador, como la Papisa o la Justicia, y nota la diferencia.

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No dejes pasar ningún detalle. Consagra una sesión de trabajo a comparar los ojos de los personajes: tamaño, dirección de la mirada, expresión. Otra a comparar los pies: color del calzado, ubicación en relación al cuerpo, en relación al suelo, forma, etc. Igual con las manos: la mano derecha del Loco, la mano derecha del Ermitaño, la de la Emperatriz… Otra sesión destinada a los objetos: el cetro del Emperador y de la Emperatriz, la trompeta del juicio, la cuerda que ata al Colgado, la mesa del Mago, las coronas de los reyes y reinas de los arcanos menores.

Busca qué arcanos mayores, puestos en un cierto orden, forman un panorama continuo y qué sentido tiene ese panorama. Cuáles son los detalles comunes a la Torre y al Sol?, etc

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Sobre todo no omitas los arcanos menores, que ciertos atolondrados consideran postizos e inútiles: la reina de Oros puede ser que te ayude a captar el verdadero significado del arcano VI. Aprovecha para contemplar de cerca el arco sin cuerda del personaje en lo alto de la carta. Esto y las cabalgaduras – con armadura o no – de los caballeros, las insignias de los reyes, las faldas y las cabelleras de las reinas, sus tronos, la fisonomía de los pajes, todos tienen una razón para ser como son. A ti te toca encontrarla: se encuentra memorizando cada detalle. Por qué las láminas pares de la serie Espadas no llevan espadas sino flores? Observa el color de los tallos, están cortados o no? De dónde se originan? Sigue la transformación de estas plantas: qué elemento crece, cuál decrece? Cuáles son los colores? Dónde están las hojas (respiración) y las flores (producción)?

El simbolismo del tarot tiene la simplicidad de la naturaleza: rojo como la sangre, amarillo como el sol o el oro alquímico, azul como las profundidades del agua, verde como los brotes en la primavera, blanco como
la pureza o la ausencia de color, negro como la tierra fértil o como la oscuridad de los lugares donde no penetra la mirada, claro como lo que constituye el aspecto exterior del hombre.

Un marco para la experiencia interior:
Presta atención al lugar de la escena, a la disposición de las sombras y a los relieves. A menudo la aparente confusión es significativa. La aparente contradicción traduce una realidad de otra manera inexpresable: el caballete, la rueda, la manivela, los rayos, todos imposibles de la Rueda de la Fortuna…

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La experiencia interior tiene necesidad de ser preservada y de tener un marco – arcano XVIII, La Luna – es decir, guardarla secreta, insospechada, invisible, velada – la bestia del mismo color que el agua – pero presente en la casa cerrada. El nombre que figura en cada arcano mayor se encuentra a veces allí para enredarte o para caracterizar en exceso una situación, Desconfía. El tarot está lleno de paradojas, de trampas y de humor. Para las almas moralizantes, es una paliza de golpes dolorosos.

Ningún arcano es bueno ni malo, no más que cualquier aspecto de la evolución interior o del mundo, sino ambivalente y, sobre todo, rico de dos tipos de vitalidad: una para avanzar, otra para cuidarse; una para disolver, otra para coagular.

Ultima recomendación: Observa el grafismo de las letras y de los números. Cada nombre debe ser examinado largamente en su grafismo de origen. Las letras cumplen un rol determinado y constituyen un índice precioso. Los rasgos de las cifras son algunos más delgados, otros más gruesos, atrayendo la atención hacia cómo debe ser comprendida esa cifra.

Por qué el tarot de Marsella?
Como lo habrás notado, las bases de este trabajo se apoyan sobre ejemplos tomados exclusivamente del tarot de Marsella. por qué?

Se podría discutir hasta el cansancio… pero no, si verdaderamente se ha trabajado con el tarot en lugar de nutrir el ego, No hay más tarot que el tarot de Marsella. Esta afirmación aparentemente dictatorial puede parecer insoportable a quienes han diseñado hermosos tarots. Que ellos me perdonen, Se puede fundamentar esta afirmación sobre decenas de pruebas, y especialmente sobre argumentos numerológicos que causarían estupor. Pero me basta una sola prueba objetiva, clara y neta: el tarot de Marsella es el más rico, más pleno, más simple, punto.

Alinea todos los otros tarots al costado de él. Aun aquellos en los que se ha creído conveniente agregar una letra hebraica, un planeta, o no importa qué, son lejos inferiores en sentido y en contenido, parecen míseros y a menudo farfullantes.

Muchas personas, a menudo demasiado sabias, han querido mejorar el tarot de Marsella, completarlo, o simplificarlo. Pero… cuando se ha cambiado la forma de la carta, su colorido o aun su nombre, se ha cambiado también completamente el contenido vibratorio de la carta. Los otros tarots son a veces muy interesantes o armoniosos o decorativos, o cargados de experiencias (notoriamente psicodélicas), pero allí se ve el retrato de la gente que los han hecho y no el retrato de universo. Llegan a ser catálogos de ideas recogidas y no un camino viviente de iniciación.

Idiota congénito o iniciado muy avanzado:
Cómo apareció el tarot de Marsella? Nadie ha encontrado todavía un dato ni un nombre, precisos, y tanto las disertaciones como las divagaciones se estrellan contra un muro. Puede ser que el misterio no tenga el espesor que se cree, cuando se le contempla desde un punto de vista desapasionado, que ensaya sentir las cosas en lugar de querer justificarlas.

Cuando uno consulta los juegos anteriores al tarot pareciera ser que el inconsciente colectivo giraba en torno a grandes verdades, prendiendo una aquí, otra allá, en un cuento, un juego de rayuela, una danza en grupo. De esta percepción elementaria o imperfecta de los arquetipos salieron unas cartas para jugar, de las cuales las nuestras son herederas directas. Y sucedió que un día (?) un ser más desarrollado, capaz de percepciones y de síntesis inéditas, haya captado lo incompleto de esta percepción intermitente. El habría dado entonces su forma al tarot, su forma absoluta. Fue un idiota congénito, habitado por el Espíritu en el momento de concebir el tarot? Se trataba de un grupo de iniciados muy avanzados, al punto de borrarse completamente tras el modelo del universo que ellos podían captar en lo que la ciencia denomina hoy día sus estructuras sutiles?

Este interrogante atormenta largamente a todo servidor del tarot. La respuesta exacta sólo satisfacería la curiosidad, La atención no gana nada en concentrarse sobre los servidores que se fundieron con el modelo para darle sus contornos perfectos, Lo interesante es el modelo, tan poco disfrazado, que el niño que jugara con él lo descubrirá y lo integrará completamente, sin darse cuenta de ello,

La picota y la palanca:
El tarot, modelo del universo, es completo en sí mismo, no tiene ninguna necesidad de apoyarse sobre alguna otra de las grandes vías de conocimiento y de adivinación.

Es cierto que se pueden hacer comparaciones globales. Es un trabajo de investigación que permite identificar la verdad bajo sus diferentes aspectos. Pero no es preciso empezar por ahí. Estas vías deben considerarse cada una en su totalidad, el comparar fragmentos entre ellas equivaldría a comparar una picota con una palanca. Estos dos instrumentos son útiles para elevarse en altura, pero el primero pertenece al equipo de la cordada de alpinistas y el segundo al sistema de dirección de un avión. Aisladamente, no pueden compararse, ni aun cuando ambos tengan una forma parecida. No se irá muy lejos en este ámbito de la forma. Por otra parte, la poca solidez de correspondencias del género de Arcano X – tal trigrama del I Ching – tal letra hebraica – tal color – tal sonido … se hace notar en los desacuerdos que se manifiestan entre los autores de las comparaciones.

El trabajo ideal con el tarot es un trabajo con el tarot solo. No tienes más que observar, memorizar las cartas sin necesidad de ningún comentario, dejándote simplemente estructurar, completar, enseñar, transformar de esta manera. Un tal trabajo tropieza con una imposibilidad: tu reacción personal, tu interés, serán muy diferentes según los arcanos. Es esto lo que permite utilizar el tarot como diagnóstico y terapia en todos los casos de desequilibrio psicosomático.

El tarot de Marsella es entonces desde el comienzo una escuela de contemplación y de pensamiento objetivo para un camino iniciático, y también un útil precioso de diagnóstico y de terapia. El diagnóstico, que no tiene nada que ver con la adivinación, debe, sin embargo, llegar a los mismos resultados, La terapia está todavía en sus comienzos.

Es posible sanar con el tarot?
La hipótesis de base, muy simple, se deduce de las premisas expuestas anteriormente. Los arcanos del tarot representan una imagen exacta de arquetipos que son los modelos según los cuales, se lo quiera o no, se forman, se combinan, se determinan todas las situaciones posibles de este mundo. La totalidad de los arcanos recorre la totalidad de la experiencia humana. Aquellos que te atraen son los que tú reconoces, que te dan seguridad porque ellos corresponden a un modelo que tú has vivido, que has integrado. Aquellos que rechazas son los modelos de situaciones que tú aún no has vivido. La violencia de tu reacción manifiesta simplemente la proximidad de esta situación en tu futuro. Allí también tú reconoces un modelo, pero se trata de un modelo que no has integrado todavía, o que está en camino de ser experimentado – dentro de unas horas o de unos años – o bien uno que tú has rechazado sistemáticamente cada vez que se presentaba. Esto último, debido a una sensibilización particular ligada, ya sea a una herencia genética, sea por causa de un acontecimiento desdichado de antaño, o un bloqueo, o, simplemente, porque se trata de un modelo que todavía no has encontrado.

Por lo tanto, los arcanos que tú prefieres indican lo que conoces de ti mismo; los que rechazas indican lo que no quieres aceptar todavía. Las situaciones que tú desconoces, y que están aún muy alejadas, no despiertan una defensa de tu subconsciente, ninguna reacción violenta, sino una vaga y moderada falta de afinidad con esa carta.

El diagnóstico podrá ser extremadamente fino y preciso, sin conflicto para el consultante, porque en ningún momento éste será crudamente confrontado con su problema fundamental en forma verbalizada. Todo pasa en un nivel simbólico; así el curso de la terapia nunca será muy doloroso. El proceso de maduración en el que el inconsciente entrena al ser – a veces de manera caótica, siempre sometiéndolo a diversas pruebas – será efectuado en las mejores condiciones, pues el trabajo con el tarot permite no suprimir el nudo energético del conflicto, lo que significaría suprimir también la afluencia de la energía, error cometido por la mayoría de los psiquiatras.

No digo que en este diagnóstico la intuición esté de más. Un solo arcano engloba un número infinito de niveles de encarnación del arquetipo, y es preciso elegir el nivel exacto correspondiente a la realidad vivida por el consultante. La terapia le permitirá asimilar el modelo antes o después de la crisis, o fuera de la crisis, y, por consiguiente, ubicar las otras experiencias arquetípicas ya vividas en la estructura general de la que el tarot es el reflejo.

El papel del taroterapeuta deberá entonces limitarse a hacer que el consultante describa la carta lo más exactamente posible – según él la ve – registrar sus reacciones y permitir la objetivación. A menudo, el efecto sobre el consultante es sorprendente. El tarot produce una tal toma de consciencia, una tal comprensión, que el consultante recibe desde el comienzo una sobrecarga de vitalidad y una regulación de la energía espectaculares.

Además, ciertas cartas producen efectos inmediatos de compensación y equilibrio, después de una concentración de algunos minutos de atención al contemplarlas.

Esta terapia origina relaciones extremadamente apacibles y estimulantes entre terapeuta y consultante sin que intervenga dominación, transferencia, etc.

Detener la manipulación:
Naturalmente, numerosas verificaciones de todo orden no harán más que confirmar estos lazos
estrechos y precisos entre el tarot, el universo y el sistema nervioso.

Se puede – se debe – utilizar legítimamente la percepción de estos lazos con una finalidad adivinatoria. Entonces el conjunto de las cartas parece manifestar una conducta, una autonomía que le es propia, que se manifiesta a través de los seres humanos pero sin dependencia, vis-a-vis de ellos o de sus métodos, a los que sobrepasa.

Cierto, se puede superficialmente manipular el tarot. Es decir, dar por supuesto que se ha
comprendido el tarot, atribuir tal o cual significado a tal arcano o conjunto, prescribir que es necesario consultarlo así o asá, colocando las cartas en redondo, en línea o en cuadrado, El tarot se burla de todo eso, lo que no es bueno para el manipulador.

Detener la manipulación es abrirse. Esto implica el abandono de toda ambición personal, de todo deseo de dominación por lo que se ha descubierto. Es difícil – sobre todo cuando las líneas de fuerza del universo comienzan a diseñarse delante de ti – renunciar a informar al resto del mundo. Es por eso que en los comienzos, el trabajo con una de las grandes vías – a menudo solitaria – de la tradición, refuerza el ego de manera exagerada. Muchos se quedan allí, se parecen entre ellos, aun físicamente. Porque, llegado a este punto de los comienzos, se corre el riego de pensar que ya no hay necesidad de continuar el trabajo. Es preciso hacer caso omiso de ello y continuar. Entonces, lentamente, en dosis homeopáticas, el esplendor rechazado es reemplazado por una gratificación menos palpable, pero de mucho mejor calidad, y de una extraordinaria liviandad del ego.

Jamás nadie ha podido explotar impunemente para su solo provecho las riquezas del inconsciente colectivo, la herencia de la humanidad, y los secretos cautivos en el sistema nervioso. Esta es una de las grandes enseñanzas del tarot. Utilizar el tarot únicamente con fines adivinatorios – como soporte de videncia – siendo que él contiene el modelo del universo, implica degradarlo. Una vez más el tarot se burla de ello, y
es suficientemente poderoso para manipular a los manipuladores sin que ellos se enteren. Toda subordinación del todo a la parte lleva consigo, para los atolondrados, trastornos graves en los planos sutiles, y cierra la puerta a los verdaderos secretos.

Est rota magister.

Tchalaï Dermitzel

Traducido y extractado por Carmen Bustos de
Question de N 30
Editions Retz
París

 

El Diablo  en el Tarot

El Diablo en el Tarot

Ha llegado el momento de enfrentarse al Diablo. Como figura arquetípica pertenece al cielo, la parte superior de nuestra carta del Tarot. Pero cayó recuerdan? Según él renunció a su empleo y abandonó los cielos. Dijo que merecía una mejor oportunidad, ascender y gozar de más autoridad. Pero no es ésta la historia que cuentan los demás. La mayor parte de las leyendas que narran el incidente afirman que Satán fue despedido a causa de su orgullo y su arrogancia. Era despótico y ambicioso y desmesuradamente orgulloso de sí mismo. Sus modales, sin embargo, eran fascinantes y muy seductores. Sólo así podemos entender que consiguiera organizar una rebelión a espaldas del Jefe mientras que, al mismo tiempo, imploraba sus favores. Le gustaba pensar que era su hijo predilecto. Tenía celos de todo el mundo, especialmente de la humanidad. Odiaba a Adán y le irritaba pensar que fuera él quien gobernara el armonioso jardín del Paraíso. Para él la seguridad complaciente era – y sigue siendo – anatema. La perfección le fastidiaba y la inocencia le sacaba de quicio. La tentación era – y sigue siendo – su especialidad. Cómo disfrutó tentando a Eva y ocasionando su expulsión del Paraíso!

Hay quienes llegan a decir que Dios es tan bueno que jamás hubieran podido ocurrírsele las diabólicas triquiñuelas que utilizó para poner a prueba a Job de no haber sido inspirado por Satán. Otros, por el contrario, afirman que el Señor es omnisciente y todopoderoso y que, por consiguiente, es el único responsable de las torturas a que sometió a Job. La polémica sobre la responsabilidad del sufrimiento de Job ha durado muchos siglos, todavía no se ha llegado a ninguna conclusión definitiva y es muy posible que jamás se llegue a ella. La razón es muy sencilla: el Diablo confunde porque está confundido. Si echamos un vistazo a la imagen de esta carta del Tarot comprenderemos por qué.


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La imagen del Diablo se nos presenta como un agregado incoherente de rasgos completamente dispares. Tiene cornamenta de ciervo, garras de ave depredadora y alas de murciélago. Se refiere a sí mismo como un hombre pero tiene pechos de mujer – o, mejor dicho, porta pechos de mujer – porque esos pechos parecen estar pegados o pintados. Ese ridículo peto, sin embargo, resulta muy poco protector. Quizás constituya un emblema para ocultar la crueldad, tal vez sea una alusión simbólica a su uso de la ingenuidad y la inocencia femeninas para lograr introducirse subrepticiamente en nuestro jardín.

El I Ching, Las Mutaciones del Juego

El I Ching, Las Mutaciones del Juego

La ley de los contrarios o de la unidad de los contrarios que gobierna las cosas y los fenómenos es la ley fundamental de la naturaleza, de la sociedad, y, además, del pensamiento. Un va y viene incesante, es la interpenetración mutua. Tal es la definición que da un antiguo clásico chino, el Hi-Tseu, del movimiento perpetuo en acción, en el juego de la vida. Movimiento y cambio, metamorfosis de los elementos, transformación de cada situación, de cada evento. Cada día, cada momento son diferentes y los chinos sabían bien que es preciso aprehender la existencia en el estado de espíritu ideal que se encuentra en un juego. Pues no se trata únicamente de dejarse llevar por el flujo y el reflujo, sino también de asir la oportunidad de la acción justa: Una vez abierta, una vez cerrada, así es el ciclo de la evolución, dice el Hi-Tseu, comparando los aspectos positivos y negativos que se pueden presentar a una puerta abierta o cerrada.

Las palabras positivo y negativo no deben ser tomadas en el sentido moral de bien y de mal, sino en tanto que polaridades eléctricas, (+ -), polos indisociables que fundamentan la circulación de la energía. En ésto los chinos habían comprendido que si todo es mutación en las operaciones de la naturaleza, estas se basan, no obstante, en el principio dualista que se encuentra en las revoluciones del Sol y de la Luna. Es decir, el día y la noche, el calor y el frío, lo seco y lo húmedo, lo claro y lo oscuro, lo pleno y lo vacío, lo masculino y lo femenino, el yin y el yang. Pero ninguno de estos términos puede ir sin el otro, tal como las dos caras de una moneda.


Un tiempo yin, un tiempo yang.
Un costado yang, un costado yin.
Allí está el Tao.
 

El Tao puede ser considerado como el Todo, pero también como el Uno. La presencia global del universo y la visión una que lo percibe. Pero también la Vía del Medio, tan cara al extremo-oriente, que engloba las contradicciones sin rechazarlas, busca equilibrar la situación y encontrar el camino y la conducta justa en todo evento, y la reacción apropiada a los diversos estímulos. Todo esto respetando el orden de las cosas, y teniendo en cuenta los ciclos del tiempo y de las fluctuaciones de la energía cósmica.

Este concepto del yin y del yang goza hoy día de una gran aceptación en occidente. En efecto, él expresa
de manera simple la alternancia presente en el curso de las cosas. Por lo demás, no limita el espíritu a un dualismo estrecho, su símbolo gráfico lo prueba:

 

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Blanco y negro,
las energías se interpenetran,
como el día y la noche.
 

Yin, yang, imagen de la vida, símbolo perfecto de lo pesado y lo liviano, de lo grave y lo agudo, lo largo y lo corto, de la colina y el valle… El Eclesiastés dice: Hay un tiempo para llorar y un tiempo para reir, y también Hay un tiempo para abrazarse y un tiempo para separarse o Hay un tiempo para vivir y un tiempo para morir. Todo es así, brilla el sol, después se nubla, o viceversa. Los negocios caminan, después se atascan, se está triste, después alegre, la dicha y la desdicha van y vienen como la dificultad y la facilidad. Un texto zen dice:


La oscuridad existe en la luz,
No veas sólo el costado luminoso.
La luz existe en la oscuridad,
No veas sólo el costado oscuro.
 

He aquí la filosofía del yin y el yang y el Tao. Una vía del instante presente, que viene y pasa, simplemente.

Sobre estas nociones de mutaciones rítmicas e incesantes se basa no solamente un lenguaje de sabiduría que se puede considerar como el más elaborado del mundo, sino también reglas de acción y de modulación que se puede comparar con la retroalimentación de la cibernética y con el principio del termostato en maquinarias, y que es aplicable a toda situación social, psicológica y biológica.

Se podría decir que demasiado yang, fuego, quema, demasiado yin, humedad, apaga. Pero esto no hay que considerarlo como una visión lineal y limitada, todo es una interdependencia en espiral. Porque los antiguos chinos habían comprendido que en el control de las situaciones es donde se encuentra la libertad de acción, y que es preciso saber modular las energías latentes y las actuantes, las ocultas y las manifiestas. Para crear un nuevo ser – o el amor – el hombre y la mujer deben mezclar sus esencias sexuales. Igualmente el ser humano es considerado como el producto del matrimonio del Cielo y la Tierra. La vida brota de la fusión de los contrarios y complementarios. La noción de juego es un terreno ideal para la observación de estos principios y ritmos.

Substancias, fuerzas y géneros, el yin y el yang son todo esto indistintamente, son la imagen de una totalidad moviente. Y en este movimiento, la sabiduría china supo encontrar los elementos y los números:

El Cielo vale 1, la Tierra vale 2, el hombre vale 3. Así comienza la alquimia de los números, que serán los signos de los ciclos; ellos señalan las situaciones repartidas en el espacio-tiempo. Son los emblemas que encontraremos actuando en el sistema adivinatorio más elaborado que existe, este tratado sapiencial que figura entre los seis más grandes clásicos chinos considerados como conteniendo todo el conocimiento habido en la historia de la humanidad.

Al hablar del I Ching, este extraordinario sistema adivinatorio, es necesario señalar algunas aproximaciones sorprendentes, algunas analogías que prueban que milenios antes de nuestra era, los sabios chinos habían tenido la intuición de la globalidad de nuestro modelo biológico y de su interdependencia osmótica con el universo.

De partida, sus 64 hexagramas son la base de la escritura china. Cada uno de ellos significa una idea fuerza, nominada en forma pareja por toda la China. Parece que estas 64 ideas-signos son aún anteriores a la escritura, que se remonta a más de 3.000 años. Sobre ellos se fijan las claves del lenguaje, primeros ideogramas (base de los diccionarios chinos) que se descomponen en morfogramas (imágenes simples, representaciones) dactilogramas (signos sugiriendo ideas abstractas) y agregados lógicos (signos donde la yuxtaposición crea nuevos sentidos). Ejemplo de esto último: je (sol) unido a yue (luna) significa ming (luz). Los signos que explican los oráculos dan nacimiento a signos explicando el desarrollo de la vida cotidiana. Lo que parece lógico, porque la interrogación sobre el mundo ha debido preceder a la enunciación escrita de este mundo.

Pero los descubrimientos científicos actuales arrojan luz sobre hechos bien sorprendentes: el físico Schrödinger fue uno de los primeros en mostrar que la teoría de la informática podía aplicarse a la herencia porque cada cromosoma contiene, de una cierta manera codificada, el esquema entero del desarrollo futuro del individuo y de su funcionamiento en estado natural. Cada grupo (fibra) cromosómica contiene el código entero. De allí se deduce que un sistema funcionando a la manera del codigo morse, con puntos y rayas, sería suficiente para dar cuenta de la inmensa diversidad del mundo viviente. Y los biólogos, para los cuales la herencia ha llegado a ser informática, mensajes, códigos no pueden negar este hecho. El premio Nobel Francisco Jacob dijo:

El codigo genético es hoy día enteramente conocido. Cada unidad protéica corresponde a un triplet, es decir, una combinación particular de tres de las cuatro unidades nucléicas. Como existen 64 combinaciones posibles, el diccionario genético contiene sesenta y cuatro palabras. Tres de esos triplets aseguran la puntuación, o sea indican, en la cadena nucléica, el comienzo y el fin de las frases que corresponden a las cadenas protéicas. Cada uno de los otros triplets significa una de las unidades protéicas. Como el número de esas unidades está limitado a veinte, cada una de ellas responde a muchos triplets, a muchos sinónimos en el diccionario, lo que da una cierta flexibilidad en la escritura de la herencia. Parece en fin que todos los organismos, desde la bacteria hasta el hombre, son capaces de interpretar correctamente no importa qué mensaje genético. El código genético parece universal y su clave es conocida por todo el mundo viviente.

Triplets, 64 combinaciones posibles de tres unidades nucléicas, sistema binario: el I Ching habría percibido, codificado, las bases fundamentales de nuestro patrimonio genético y, por lo tanto, de nuestra acción? En todo caso, Francisco Jacob continúa:

Regresando de China, unos misionarios jesuitas mostraron el I Ching a Leibniz. Este quedó muy sorprendido al constatar que este orden natural definía un sistema de numeración binario muy semejante al que él acababa de inventar. Puede ser que más sorprendido todavía estuvieran los biólogos del siglo XX al descubrir una extrema analogía entre el orden natural del I Ching y el código genético. Pues si se asimila convenientemente cada uno de los cuatro diagramas chinos a cada uno de los cuatro pares de radicales químicos que componen el A.D.N., cada hexagrama equivale a uno de los triplets genéticos. Puede ser que sea necesario estudiar el I Ching para captar las relaciones entre la herencia y el lenguaje.

El más viejo libro de oráculos del mundo será también el más viejo tratado de ciencia fundamental? Se puede decir en todo caso que el juego de sus 64 hexagramas es la imagen del juego de la vida.

Marcel Granet en su obra El Pensamiento Chino dice: Estamos habituados a considerar el lenguaje como una simbología especialmente organizada para comunicar ideas. Los chinos no colocan el arte del lenguaje separado de otros procedimientos de señalización y de acción. Les parece que es solidario de todo un cuerpo de técnicas destinadas a situar a los individuos en el sistema de civilización que forma la Sociedad y el Universo… El lenguaje pretende actuar antes que nada. Pretende menos informar que dirigir
la conducta. Se encuentra en forma evidente este movimiento dinámico en el I Ching. Cada hexagrama está explicado por un título, después por una sentencia (el juicio) seguido de la interpretación (la imagen), todo esto rodeado de comentarios.

Cómo es que el I Ching nos va a dar un oráculo? Las maneras de tirar las varillas o monedas son rigurosas, no hay ningún error de cálculo. El sistema entero está en las manos del consultante. En efecto, sus gestos expresan su personalidad y su estado interior presente (físico, emotivo, cerebral). Si en este momento preciso él pasa por un Test: hace un dibujo, elije un color entre otros o selecciona un símbolo o una lámina, su acto testimoniará su ser tal como es aquí y ahora. Sucede lo mismo con la manera de tirar preconizada por el I Ching.

El uso de las varillas es infinitamente más aconsejado que el de las monedas, pues el acto de concentración es más largo en el viaje al interior de sí mismo y en la ejecución de los gestos de tiraje. De ahí se deriva una respuesta más profunda, según afirman todos los comentaristas desde hace milenios. Nosotros compartimos su punto de vista. El hecho de usar algo objetivo pero abstracto (ni las varillas ni
las monedas suscitan alguna imagen) permite el surgimiento del inconsciente oculto en sí mismo. Podemos hablar aquí del fenómeno de la sincronicidad puesto en evidencia por C. G. Jung en una obra fundamental.
La sincronicidad es un principio conectivo acausal, entonces paralelo (o transcendiendo) al continuo espacio-tiempo. Es el azar objetivo de que hablaba André Bretón. La intuición, la premonición, la telepatía
y todos los fenómenos denominados paranormales suceden en este plano, en esta onda, se podría decir. Jung decía que la sincronicidad podía definirse así:

a) una imagen inconsciente aparece en el umbral de la consciencia sea directamente (en forma literal) o indirectamente (de manera simbólica o sugerida), ya sea por un sueño, una idea, una intuición, una premonición.

b) esta imagen-idea va a corresponder a una situación real futura.

Ejemplos: camino por la calle pensando en X de quien no tengo noticias hace ya tiempo, minutos más tarde tropiezo con X. Sueño con Z, al día siguiente encuentro una carta suya en mi casilla. Cada uno de nosotros, si presta atención a ello, experimenta centenas de veces este fenómeno de la sincronicidad bajo diversas formas. Un poder despertado por nuestras facultades conscientes está actuando allí. Se la llama coincidencia, azar, intuición… palabras que no hacen más que ocultar la relatividad absoluta del espacio-tiempo y de todo el sistema de la realidad. En efecto, místicos, filósofos, magos y hechiceros de todos los tiempos lo saben bien. Todas las cosas están en correspondencia, dependen estrechamente las unas de las otras, lo que, en un mundo compuesto de átomos en movimiento no tiene nada de sorprendente. Y Jung propone, respecto a este factor de la sincronicidad, ampliar nuestra visión limitada del universo. De acuerdo con el físico nuclear Pauli, trazó el esquema siguiente, en disposición cuaternaria:

IChing-2
Así son tomados en cuenta, integrados en un esquema único, el sistema de la creación y de su funcionamiento, su objetividad, su realidad. Se sabe hoy día que el vacío es el último componente de la materia, verdad que el Buda había descubierto mucho antes que nuestros sabios modernos, al enunciar en el Sutra de la Gran Sabiduría: El vacío engendra los fenómenos, los fenómenos engendran el vacío.

Pero el interrogante permanece: qué es aquello llamado vacío? La respuesta dada por Lao-Tse no resuelve nada, pero aclara la interdependencia universal: El vaso está hecho de arcilla, pero es de su vacío interno que depende su uso.

Todas las artes adivinatorias juegan con el principio de sincronicidad. En el acto adivinatorio, esta concentración desemboca, como en el caso del I Ching, sobre una abstracción calculada que vacía el contenido de la psiquis (consciente e inconsciente) en el gesto de tirar las varillas o las monedas. El consultante se entrega al juego que interpretará su situación presente y le aconsejará sobre su futuro, siguiendo su código y sus reglas milenarias. Jung, que se fascinó con los resultados del I Ching, escribía. El I Ching, que podemos considerar como una base experimental de la filosofía china clásica, es uno de
los métodos más antiguos para conocer una situación en su totalidad y reconsiderarla frente a una ley cósmica: la del juego permanente entre el yin y el yang. Juego eterno entre los dos términos de la dualidad que fundamenta y marca el ritmo de la marcha de nuestro universo.

El I Ching es un tratado taoísta que recomienda el noble camino medio y la ley del eterno retorno, tan bien puesta en evidencia por Mircea Eliade.

Este rápido resumen da cuenta sólo superficialmente de las riquezas de este tratado adivinatorio y de sus múltiples interpretaciones. Cuando se consulta el I Ching, ocurre ese momento sagrado en todo juego en que la creatura pasa a ser creador. Digamos que este acto adivinatorio es un espejo: el sujeto proyecta allí sus angustias, fantasmas, esperanzas y potencialidades diversas. El espejo le devolverá su imagen. Esto es finalmente verdadero para toda acción ejecutada en plena consciencia del aquí y del ahora. El I Ching conduce, más que toda otra mancia, a develar este momento eterno del instante presente, donde el Todo
se encuentra contenido: las imágenes-experiencias del pasado y los gérmenes del futuro y, sobre todo, uno mismo, frente al universo que contemplamos y que nos contempla. Percepción percibida …

Marc de Smedt

Traducido y extractado por Farid Azael de
Question de, N 55
Editions Retz
París

Más Información:
Helena Hoffman.- I Ching. – Cuatro Vientos.
Richard Wilhem.- I Ching.- Con Prólogo de C. G. Jung.- Sudamericana.
Helmut Wilhem.- El Significado del I Ching.- Paidós.

El Tarot

El Tarot


tarotLa historia del Tarot, como la del pueblo bohemio al cual está tradicionalmente asociado, es tan misteriosa como incierta. Sucesivamente se le ha dado como origen la India, Grecia, Egipto, Caldea, la Judea, China… Se ha ensayado relacionarlo con todas las grandes tradiciones que han marcado al Occidente. En efecto, la ausencia total de pruebas – que se ha justificado por la ley del secreto – y una documentación extremadamente magra, no permiten ninguna conclusión seria. Todas las hipotesis formuladas hasta ahora son más el fruto de intuiciones personales que de descubrimientos históricos reales. Esta incertidumbre, lejos de perjudicar su valor, sin duda ha enriquecido su contenido. Los escritores y los místicos del siglo XIX que se han dedicado al estudio del Tarot, han ido consecutivamente aclarando evidencias de múltiples tradiciones. Sus interpretaciones, que se podrían juzgar hoy día como fantásticas por su exceso, han contribuído a la amplificación del simbolismo de las cartas. Ellas han conseguido, gracias a todo un sistema de relaciones y correspondencias, hacer más claro el acceso a las enigmáticas láminas, las que constituyen actualmente una base para comenzar toda investigación a su respecto.
En lugar de querer dar arbitrariamente un origen único a las cartas, parece más justo abordarlas como el producto de un sincretismo. Las cartas, o mejor dicho, lo que nos ha llegado de ellas, son en efecto el resultado de empréstitos diversos, de la yuxtaposición y del maridaje de elementos de todo tipo, fundidos en un conjunto original. Las referencias egipcias, zíngaras, hebráicas o alquímicas, citadas en sus interpretaciones, no deben ser tomadas en cuenta como referencias históricas, sino como simples indicaciones para aclarar su sentido.

El origen del nombre, Tarot, ha sido objeto de innumerables tesis, las que, sin haber logrado imponerse definitivamente, han ayudado a la comprensión general del asunto, Sucesivamente, se ha supuesto que era una corrupción de los nombres de dos dioses egipcios Ptah y Rá; el primero Maestro de la Creación y el segundo, el Dios Sol, al que los bohemios han adorado siempre como su principal divinidad masculina. También que la palabra era un anagrama de Rota que significa Rueda o Círculo y que se había agregado una T a fin de mostrar que el principio y el fin son semejantes. Que era una deformación de Thot, nombre
del dios de las ciencias esotéricas del antiguo Egipto, cuyo equivalente griego es Hermes, y a quien se ha tomado como inspirador y patrón de las cartas. Que se derivaba del hebreo Thora, la Ley, palabra que designa los cinco primeros libros de la Biblia, identificando así las cartas a un texto sagrado. 0 todavía que venía del sanscrito Tar-ó, la Estrella polar, el guía. 0 del latín, Orat, él reza invertido.

Más Sincronicidad: Prólogo de C. G. Jung al I Ching

Más Sincronicidad: Prólogo de C. G. Jung al I Ching

Puesto que no soy sinólogo, una presentación del Libro de las Mutaciones escrita por mí habrá de constituir un testimonio de mi experiencia personal con este libro grande y singular. Se me brinda así, además, una grata oportunidad para rendir homenaje una vez más a la memoria de mi desaparecido amigo Richard Wilhelm. Él mismo tenía honda consciencia de la importancia cultural de su traducción del I Ching, versión sin igual en Occidente.

Si el significado del Libro de las Mutaciones fuese fácil de aprehender, la obra no requeriría de ningún prólogo. Pero sin lugar a dudas no es este el caso, ya que hay tantas cosas que se presentan oscuras en torno de él, que los estudiosos occidentales tendieron a desecharlo, considerándolo un conjunto de “fórmulas mágicas” o bien demasiado abstrusas como para ser inteligibles, o bien carentes de todo valor. La traducción de Legge del I Ching, única versión disponible hasta ahora en inglés, contribuyó poco para hacer accesible la obra a la mentalidad occidental. Wilhelm, en cambio, hizo el máximo esfuerzo para allanar el camino hacia la comprensión del texto. Estaba en condiciones de hacerlo, dado que él mismo había aprendido la filosofía y el uso del I Ching con el venerable sabio Lao Nai Hsüan; además, durante un período de muchos años había puesto en práctica la singular técnica del oráculo. Su captación del significado viviente del texto otorga a su versión del I Ching una profundidad de perspectiva que nunca podría provenir de un conocimiento puramente académico de la filosofía china.

Le estoy muy agradecido a Wilhelm por la luz que él aportó a la comprensión del complicado problema del I Ching, y así mismo por facilitar una profunda introvisión en lo que respecta a su aplicación práctica. A lo largo de más de treinta años me he interesado por esta técnica oracular o método de exploración del inconsciente, ya que me parecía de insólita significación. Ya estaba bastante familiarizado con el I Ching cuando por primera vez me encontré con Wilhelm a comienzos de la década del veinte; me confirmó entonces lo que yo ya sabía y me enseñó muchas cosas más.

I Ching o Libro de las Mutaciones

I Ching o Libro de las Mutaciones

Se menciona como autor de este tratado, a Fu hsi que, según la leyenda, fue el primer gobernante de China. Él fue quien concibió el método de adivinación con las varas de aquilea y la invención de los trigramas. El Rey Wen, de la dinastía Zhou, ordenó los 64 hexagramas y sería el autor de los “principios” de cada hexagrama. Su hijo, el Duque de Zhou, le agregó el texto sobre el significado de las líneas. A Confucio se atribuye el “Comentario sobre la decisión” y a sus discípulos el “Comentario sobre las imágenes “.

Todos estos comentarios reunidos, se llaman “Las Diez Alas”, que son sólo siete, y que son muy importantes para la comprensión de la obra.

El “Gran Comentario” es una detallada discusión, sobre los juicios y los trazos y una introducción al uso del libro, su funcionamiento, sus “efectos sobre el hombre”, su sabiduría, etc. También hay un capítulo sobre cosmología, que describe las tres edades: Fu Hsi, Shen Nung y Huang Ti.

I es un signo que significa lagartija, aludiendo a la fácil movilidad o cambio, y Ching significa libro canónico o tratado básico.

Es un libro sapiencial, fuente de inagotable sabiduría de la vida. Consiste fundamentalmente, en lograr la armonía del individuo, con el cambiante fluir de las corrientes universales, en adaptarse activa o pasivamente, según lo dicte el “tiempo” dado a los “cambios”, las mutaciones del acontecer. Es una brújula virtualmente infalible.

Los chinos distinguen al Tao, en tres aspectos: Tai chi, Tai y T ‘ai Hsu. Como Tai chi, es el motor del cosmos, la unidad-totalidad original, nacido antes que el Cielo y la Tierra. Es el Uno Supremo. Tai, expresa el proceso subyacente que acompaña al mundo como Tai Hsu(el gran Vacío), el Tao es omnipresente pero en forma inmaterial, no manifiesta. ” Es el vacío en que convergen los treinta rayos, deshace todo nudo, crea toda luz, unifica todo lo disperso”, oculto en las profundidades, parece ser eterno, invisible e impensable. Tai Hsu se presenta como la Realidad Ultima. El Tao se manifiesta al hombre en las dos fuerzas que engendra, el Yin y el Yang, que a su vez dan nacimiento al mundo visible. El animador y transformador es Tai. El Uno es el primer gran comienzo engendrado por el Tao. Uno, produce Dos, Yin y Yang, de ellos procede todo. Dos produce tres, los tres soplos o las tres energías: Ching, Chi y Shén. , que a su vez constituyen el Cielo, la Tierra y el Hombre. Tres da nacimiento a todas las fuerzas del mundo, sometidas ellas mismas a las fuerzas Yin y Yang.