ElMaestro_01

 

El hombre es buscador de nacimiento. El no lo sabe. Pero sí lo es. Y la presencia del Maestro evoca en él la búsqueda y la vivifica.

La experiencia misma estaba más allá de toda interpretación ordinaria. Algo se ofrecía a nuestro entendimiento, pero era como despertar en medio de un fenómeno que no podía compararse con los fenómenos habituales, y sentirse como integrado en él, libre de toda preocupación por explicar o describir, era más bien vivir la experiencia como el Maestro nos hacia sentir que la vivía él.

A veces había como iba a decir una complicidad, una inteligencia evidente entre él y nosotros; estábamos juntos, implicados en la experiencia, por un rato, y eso era lo que al fin predominaba.

Pero luego quedaba algo que era la prueba de lo que se había vivido con él, y dejaba muy atrás toda las explicaciones que se pudieran dar.

Había que tratar de revivificar esa experiencia, de revivirla con todo lo que llevaba consigo de falsa satisfacción, y de inútil desaliento. Pero aquí y ahora cómo volver a encontrar esa intensidad?

Eso es lo que sin cesar se propone, y es evidente que después de tantas tentativas infructuosas, algo persiste, invitándonos a probar y probar, una y otra vez, sin hacernos ilusiones y sin esperar a toda costa un resultado.

Pero intentar de veras conservar esa disposición, intentar mantenerse en estado de receptividad, eso es lo que podemos sentir de un trabajo que se hace en nosotros, a condición de no pretender dirigirlo. No somos dueños de ello. no soy yo el Amo, y sin embargo reconozco que se me ofrece a mí

Lo que acaso corresponda a una afirmación de mí mismo más justa, es esta visión. Intentar, intentar la experiencia, sin pretender dominarla, pero así y todo, intentarla. Cultivar esa disposición a vivir la experiencia, entrar en la experiencia y mantenerme en ella.

Gurdjieff insistía en que no debemos hacer nada sin tratar de comprender lo que estamos haciendo. El hombre debe experimentar por sí mismo la verdad de lo que se le enseña.